Nuestro Top 20 del 2010 (3)

[empate] 11. Un Prophète o «Un Profeta» (Jacques Audiard, 2009)
Elenco: Tahar Rahim, Niels Arestrup, Hichem Yacoubi, Adel Bencherif

En la tensión que se va gestando a lo largo de Un Profeta, con su violencia frontalmente inquietante, al mismo tiempo crece un misticismo alrededor del aprendizaje y la supervivencia de Malik como mafioso de la cárcel, como si las decisiones de Malk estuviesen cargadas de un esoterismo que atraviesan la certeza, que superan la reinserción de él a la sociedad desde trabajos de la cárcel, la constancia en desenmascarar el trabajo sucio de César Luciani (qué miradas y qué presencia la de este patriarca de la mafia) o los encargos que recibe en el camino. Hay una conciencia de ser limpio con sus negocios, hay una seguridad hacia dónde va con sus planes, que le brindan una tremenda presencia al personaje gracias a Tajar Rahim y le brinda otras dimensiones, estas más inquietantes como el sueño con Reyeb, el sueño y el encuentro con el venado y su compartir con Reyeb. Es como si Malik alcanzara un nivel de libertad y pureza a través de su vida en la cárcel como la imagen del venado que corre por el bosque. No es, en sí, una pureza, a fin de cuentas su trabajo es entre mafias, asesinatos, drogas, pero las intenciones detrás de sus acciones, y también los errores detrás de ellas (su manera de asesinar, por ejemplo, torpe y que nos hace sentir incómodos e incluso empatía por Malik, pero nunca piedad), hacen que la transformación de él sea como un misterio de la naturaleza, como el descubrimiento de un venado que se atraviesa en la vía. Y es que el nacimiento de Malik como mafioso, con sus negocios, con la sangre que lo empapa hasta dejarlo temblando, es tan perturbador como este encuentro. Estremece con la fuerza de la violencia, nos mantiene atentos, nos envuelve en el misterio de tal transformación y está atenta a las consecuencias morales de tal educación. Es como si la supervivencia dentro de la sociedad convirtiera incluso el aprendizaje de la escritura y de la lectura en un misterio del alma en torno a la violencia. En esto, la música, con la finura de Desplat, parece rastrear este alumbramiento o metamorfosis (para arrebatarle un poco de pureza y brindarle más crudeza) con sus composiciones.

Al darle nombres a las partes de la película, Audiard le brinda un carácter episódico que parece marcar la supervivencia y el aprendizaje de Malik por etapas, por un ascenso paulatino y no estrepitoso, sino meditado.

Invictus (Clint Eastwood, 2009)
Elenco: Morgan Freeman, Matt Damon, Tony Kgoroge, Patrick Mofokeng

«No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;

José Luis: Para mí, es una historia de revolución de ideales de un pueblo que vivió en la sombra del Apharteid.

Eduardo: Para mí, la palabra y la emoción que atraviesan a la película es la inspiración.

Moisés: … la inspiración de las palabras de un líder que busca unir la nación.
Eduardo: Exacto. Es inspiradora mientras más atiende al trabajo de cada uno de los grupos que conforman una Nación (el gobierno, el deporte, las familias, los miembros de la seguridad), pero también lo es en ese matiz juguetón y, sí, incluso ridículo, de lo que nos inspira. Constantemente hay un chiste y una atención a los lugares comunes de los prejuicios en una sociedad.
Moisés: Esto que dices yo lo veo muy bien al final cuando están oyendo el partido los policías por radio y el negrito se pone a oírlo y se va acercando cada vez más y de qué forma, al principio, esa parte en conflicto, se fue uniendo a la otra, ¿no? Hasta que al final están juntos riendo y celebrando por el triunfo de los Springboks.
Eduardo: Exactamente. Hay gente que desdeña la película por estos lugares comunes (como esta escena que mencionas o la de la señora de servicio yendo al partido), pero lo que me fascina es cómo la película trabaja para reírse y deshacerse de esos prejuicios a través del honor y la dignidad de Mandela. Y, en esto, nadie mejor que Morgan Freeman, con su voz profunda y acompasada, con su presencia sobria y la atención de su mirada, para hablar sobre la inspiración, el trabajo y el perdón desde sus años en la cárcel. Hay una firmeza, nunca pedante, sino generosa, que va armando una Nación con sus decisiones y con el trabajo en conjunto.
José Luis: No veo a otro en ese papel.
Moisés: Ay, ¡pero esas escenas son sabrosas! O las de los guardias de seguridad juntos.
Eduardo: Y, sí, son escenas muy sabrosas. Están muy bien ensambladas entre ellas. Se siente la emoción, no sólo durante los partidos, también en toda la preparación de estos. Es una combinación de jugadas (de estrategia) y de juegos (humor, encuentros, diálogos, reflexiones).
Moisés: Sí, en la preparación de los partidos había mucho entusiasmo. Yo estaba fascinado en esa parte. ¡Wow, cuando los jugadores recibieron a Mandela la primera vez, desde ahí sabía que ya todo no iba a ser igual!
Eduardo: Si esta película es un homenaje al trabajo de Nelson Mandela, también lo es al trabajo en equipo, sea en un campo de fútbol, en la oficina de gobierno o en esfuerzo de una sociedad.
José Luis: No puedo creer que no les importe el tema de la segregación racial que la película muestra… Que la abandonen por el simple hecho de una historia de inspiración…
Moisés: Yo no sé si el tema sea la segregación racial o la (des)segregación. Más bien la unión y el perdón.
Eduardo: ¡Sí! La segregación racial es parte del pasado de Sudáfrica y la película lo esboza al comienzo. Pero lo emocionante es la estrategia de Mandela y de su gobierno en alcanzar la unión y el perdón a través de una actividad cotidiana y que representa a una Nación como unidad: el deporte en equipo. Se podría culpar a la película de ser tan esquemática en cuanto al racismo (un par de noticias sobre el pasado de Mandela y su llegada a la Presidencia, roces entre los guardaespaldas, comentarios desdeñosos por parte de los ciudadanos), pero es que este no es su interés.
Moisés: O la sesión de los nuevos en el gobierno que querían cambiarle el nombre a los Sprinboks por The Proteas).
José Luis: Y a mí también me pareció bien cómo la película retrata la situación familiar de Mandela. Demuestra su humanidad, su mortalidad.
Eduardo: Exacto: mostrar que tampoco es un santo o un emblema, como también dice uno de sus guardaespaldas. Le da otra dimensión al personaje. Y es una manera de entender por qué tendría problemas con su ex esposa o con su hija: por su compromiso con la Nación.
José Luis: Esta allí el recuerdo… los estratos sociales, las zonas de un país se pierden en la cancha, en donde la victoria se silencia en el grito del pueblo… ¡qué grito al final de la unidad de su patria! La película no refleja el sueño de un hombre. Él no lo hubiera querido así. Refleja el sueño escondido de cualquier país en donde todavía se vive el distanciamiento entre sus vecinos.

José Luis: Para mí, es una historia de revolución de ideales de un pueblo que vivió en la sombra del Apharteid.

13. Tangled o «Enredados» (Nathan Greno & Byron Howard, 2010)
Elenco de voces: Mandy Moore, Zachary Levi, Donna Muprhy, Ron Perlman, Jeffrey Tambor, Brad Garrett
Es entrañable cómo las películas de Disney poseen un encanto de la sencillez en su tradición. Hay una inocencia en sus aventuras y en sus personajes; energía en sus canciones; gestos memorablemente macabros y chispeantes en sus villanos. Es esta la chispa que recupera Tangled, desde la tramoya pegajosa [algunos diríamos “regia”] de la canción “Sabia es mamá”, el correteo juguetón de la ilusión en “Sueño ideal” y el espectáculo visual de “Veo la luz en ti”, hasta los sacrificios a los que se somete Rapunzel. La sencillez no pertenece sólo al encanto visual de la película, también a la chispa de inocencia de los personajes en contrapunto con los guiños de malicia de Gothel (constantemente, se está burlando de Rapunzel, pero con la ambigüedad de una ironía que nos incluye en su juego, pero que Rapunzel no termina de captar). Este es un tremendo homenaje al Disney tradicional, a la energía que mantiene en vilo tanto los sueños de la princesa y su héroe como la maldad de la villana. Y, en esto, el trabajo de vocalización, aunque perdamos el original porque aquí llegan los doblajes, es una constante pronunciación de estos anhelos y planes en las canciones como en las interacciones cotidianas (Eduardo).

Nuestro Top 20 del 2010 (2)

[empate] 14(500) Days of Summer o «500 Días con Ella» (Marc Webb, 2009)
Elenco: Joseph Gordon Levitt, Zooey Deschanel, Geoffrey Arend, Chloe Moretz, Matthew Gray Gubler


Empezamos con el recuento de la relación entre Tom y Summer. Tom se enamora a primera vista de la chica. Summer no cree en el amor ni las relaciones y rompe el corazón del chico. Todo lo que sucede en este film nos hace pensar y preguntarnos ¿sólo creemos en el amor si lo hemos sentido? ¿las cosas suceden por una razón? ¿seremos las personas más cerradas hasta que llegue esa persona, quien quiera que sea, que nos haga replantearnos lo que pensábamos?
No importan los gustos, las diferencias, las similitudes, la belleza, el amor del otro. Solamente cuando llegue esa persona especial dejaremos de lado los prejuicios.
Ahora bien, las percepciones juegan un papel importante en esta película, como el amor puede ser ciego y dejarnos interpretar ciertas acciones a nuestra conveniencia, para cuando luego que se haya acabado todo la verdad nos golpee de frente (Germán T.).

Esta no será una historia de amor, pero sí es una película de cómo somos cuando estamos enamorados. Como escoge mostrar las amarguras o las medianías de la relación luego de las alegrías y las sorpresas, la película nos hace descubrir con ella las diversas impresiones de los sentimientos a través de diálogos, de la química entre Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel seduciéndonos hasta creer que son novios y desengañándonos hasta descubrir que nunca hubo química, y la música que nos arrastra con el pop más pegajoso hasta sonreír, enamorados o engañados (¿sinónimos al fin?). Al final, (500) Días con ella termina jugueteando entre las coincidencia y el destino, igual como nosotros, amantes o amados, nunca dejamos de tantear, inquietos, frágiles aunque aparentemos seguridad, instintivos, los susurros del cuerpo al corazón entre las aseveraciones de la mente (Eduardo).

Megamind o «Megamente» (Tom McGrath, 2010)
Elenco de voces: Will Ferrell, Brad Pitt, Tina Fey, Jonah Hill, Justin Theroux, Ben Stiller, J. K. Simmons

Megamente narra la historia de un Superman al revés. Enviado desde un planeta a punto de dejar de existir, no corre con la misma suerte que su compañero de travesía Metroman y en vez de caer en una mansión de millonarios, aterriza en la cárcel de Metro Ciudad donde crece. Desde ahí, la burla —a lo Shrek— hacia los clichés más frecuentes en las películas de superhéroes destapan las carcajadas de los espectadores hasta que salen los créditos.
Quizá la película cae en lo predecible, algo poco evitable en este género. No obstante, surge por su certeza humorística que exagera, de forma muy inteligente, la ironía y las contradicciones de otras películas. Nada hay de esta evidente y ridícula forma (¿de comicidad?) para hacer referencias utilizadas en largometrajes como Scary Movie.

Por otra parte, los personajes de Servil —su mano derecha— y Roxanne hacen dudar a Megamente de sí mismo y lo ponen en razonamiento constante de que logrará su punto máximo cuando derrote a su archienemigo Metroman y no sepa qué hacer al finalmente haber conquistado el mundo (Moisés Lárez).

The Men Who Stare at Goats u «Hombres De Mentes» (Grant Heslov, 2009)
Elenco: George Clooney, Ewan McGregor, Jeff Bridges, Kevin Spacey, Stephen Lang

Imaginen que Los Cazafantasmas está basada en una historia verdadera. Imaginen que «El Tipo» de The Big Lebowski es un general de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Todo es verídico, ¿verdad? Eso es lo que The Men Who Stare at Goats casi quiere que nosotros creamos. Yo sí lo creo — hasta cierto punto, casi. «Esto es más verídico de lo que podrías creer,» anuncia la película en los créditos iniciales. 

 
«La película aprovecha un tiempo glorioso para satirizar los extravagantes límites a donde llegaría la milicia y los cuerpos de inteligencia de creer que hay una recompensa al otro lado» (Steven Rea, philly.com)
 
Alice in Wonderland o «Alicia en el País de las Maravillas» (Tim Burton, 2010)
Elenco: Mia Wasikowska, Helena Bonham Carter, Johnny Depp, Michael Sheen, Stephen Fry, Alan Rickman

«Verdadera y locamente maravillosa. (…) Ni siquiera el estilo extravagante marca de la casa del director te prepara para el espectáculo intensamente disfrutable que es ‘Alice in Wonderland'» (Michael Rechtshaffen, The Hollywood Reporter)

«Alice funciona mejor como la alucinación de un adulto, que es como lo interpreta brillantemente Tim Burton hasta el tercer acto» (Rogert Ebert, rogerebert.com)

Nuestro Top 20 del 2010 (1)

[empate] 18. The Hurt Locker o «Zona de Miedo» (Kathryn Bigelow, 2008)
Elenco: Jeremy Renner, Anthony Mackie, Brian Geraghty, Guy Pearce, Ralph Fiennes

«Te encanta jugar con tus peluches. Amas a tu mami, a tu papi, tus pijamas. Te encanto todo, ¿verdad? Sí. Pero, ¿sabes qué, hijo? Cuando creces, algunas de las cosas que amas podrían dejar de parecer tan especiales. Como tu caja mágica. Quizá veas que es sólo un trozo de lata y un muñeco. Mientras más envejeces, menos cosas amas. Cuando tengas mi edad, tal vez sean una o dos cosas. Para mí es sólo una» (Sargento William James)
Bastante se ha dicho que la película en sí parece una de las bombas que intentaran desarmar antes de que estalle. Pero si es una bomba, en la adrenalina de su edición, en los miedos de Eldridge, en los anhelos de Sanborn, en la energía de Will, lo es porque cada uno de sus explosivos va detonando el descubrimiento de esas una o dos cosas que quedan para estos personajes que, a fuerza de cumplir una obligación, toda vuelta a casa es provisoria y que un día más en el escuadrón, es siquiera unas horas menos de morir. La película no nos embebe de adrenalina del desarme de bombas, de la muerte, de la guerra. En ella hay una emocionalidad contenida y también hay visos de lo que implica la guerra en estos hombres. Esta no es otra denuncia de la inutilidad de la guerra, sino de cómo son los hombres que han hecho de ella su vicio y su casa.

Al final, si la película es una bomba, en donde el efecto sorpresa de la primera vez estremece la piel pero donde las próximas veces se vuelven más profundos el abandono, la desesperación y el vértigo, apenas nos damos cuenta de que ha estallado a unos metros de nosotros cuando Sanborn confiesa que desea un hijo, y apenas escuchamos el eco del estallido cuando William silencia ante su hijo esa sola cosa que todavía ama. El filme es, en su ritmo vertiginoso, un homenaje a las capacidades visuales y sonoras del cine, y en sus momentos de nervioso letargo, las consecuencias de las sensaciones que imprime la guerra en cada soldado.

Taita Boves (Luis Alberto Lamata, 2010)
Elenco: Juvel Vielma, Daniela Alvarado, Gledys Ibarra, Héctor Manrique

Las distintas miradas y voces que observan, acusan, persiguen, desean a Taita Boves le brindan un relieve espéjico a la película; matices de fragmentos que buscan una verdad, aunque terminemos siempre engañados por la intención que se esconde detrás de cada búsqueda. En esta búsqueda, el mismo Taita Boves cae trampa de sus intenciones y sus promesas. Es este giro lo que hace fascinante a la película: la biografía de un mismo personaje desde distintas miradas, frontal ante el engaño de que una sola voz onmisciente y omnipresente silencia verdades volviendo homogéneos los puntos de vista de cada personaje.

[empate] 20.  Habana Eva (Fina Torres, 2010)
Elenco: Prakriti Maduro, Juan Carlos García, Yuliet Cruz

«Sobre la base de esta historia, Habana Eva teje algunas reflexiones sobre la femineidad en un mundo determinado por el control —del amor, de la familia, del proceso productivo, de lo aceptado— con un estilo realista matizado por un tono fantástico en algunas de sus secuencias. Viéndola recordé a ratos la hermosa Jules et Jim (1962), pequeña joya de la nouvelle vague firmada por un joven François Truffaut, aunque en rigor el film de Torres evade el carácter trágico de la película francesa. Más bien le otorga alegría y esperanza al viejo trauma del triángulo amoroso. Pero también me hizo recordar Doña Flor y sus dos maridos y Gabriela, clavo y canela, novelas inolvidables del brasileño Jorge Amado en las que la exaltación del amor y la sensualidad se convierten en herramientas de la liberación personal. Porque la opción de Eva es completa y celebrativa, ajena a la tragedia. Es una mujer que exige, que sabe lo que quiere y que no renuncia a su felicidad» (Alfonso Molina, Ideas de Babel).

 INLAND EMPIRE o «Imperio» (David Lynch, 2006)
Elenco: Laura Dern, Jeremy Irons, Justin Theroux, Grace Zabriskie

Hablar de esta película es hablar de espectros. Tiene la textura de los sueños y los continuos extravíos de un laberinto. Pero no es suficiente con hablar de espectros cuando se han metido tan dentro de ti y te han confundido hasta hacer que te pierdas dentro de tus cuentos, de tus recuerdos, de tus angustias y de tus placeres. David Lynch y Laura Dern borronean los bordes entre actriz y personaje, entre cine y verdad. A pesar de las pistas para resolver el misterio, que no es más que el misterio de la trama, no hay nada tangible más allá de los sueños. Por más que nos convenzamos de otra cosa, la película esboza y desdibuja que el cine nos hace fantasmas de nuestros sueños, fantasmas de lo que otros crean y nosotros repetimos. No es que el cine «configura nuestra realidad», como teóricos y críticos pueden confirmar. No. Más bien, la película exprime el lenguaje de la realidad a través de suss imágenes para captar el aire de improvisación y vértigo de los sueños. ¿Estamos soñando al ver una película? ¿Vivimos a través de los sueños que nos brinda el cine? Si el cine es ilusión de imágenes en movimiento, ¿no está este más cerca de la naturaleza de nuestras ilusiones que otras artes y medios de expresión?